
¿Escuchaba música pop porque estaba deprimido o estaba deprimido por escuchar música pop?
Rob Gordon
La historia de Championship Vinyl empezó en la habitación de un adolescente en la segunda mitad de los años 90, en mitad del festín literario-musical que supone meterse entre las páginas de Alta Fidelidad, la segunda novela de Nick Hornby (Redhill, 1957), un desconocido autor británico fan del Arsenal, que había pasado de puntillas con su debut Fiebre en las gradas.

La idea del programa de radio se forjó en el viaje de la historia de Alta Fidelidad a la pantalla que propuso en el año 2000 Stephen Frears (Leicester, 1941), quien se llevó la historia de Rob Fleming (Rob Gordon en la peli) recortada y coloreada a Chicago. High Fidelity se rodó como una película de culto para melómanos, en la que el rol de John Cusack trascendió a su protagonismo delante de la cámara: se comprometió con la adaptación del guión y ayudó a la financiación de la cinta como productor.
Por el libro y la película pasan desde Bruce Springsteen, a Velvet Underground, Papercuts, Smog, Stereolab, Belle & Sebastian, The Beta Band, Elvis Costello, Janis Joplin, Love, The Bristols, The Smiths, The Kills, Joy Division, Iggy Pop, Doors, Jan & Dean, Jackie Wilson… en mitad de una historia de amor y desamor de un treintañero dueño de una tienda de discos, Championship Vinyl, que se siente en el momento de tomar decisiones.

En 2001 empecé una colaboración a la postre muy fructífera en una radio pirata. Ahí se abrió la tienda por vez primera. En una caseta de obra prefabricada de 2,5 por 6 metros, en mitad de un monte inaccesible en su último tramo en coche. Helado en invierno, imposible en verano, de película de John Carpenter con lluvia. En aquella emisora se emitieron dos temporadas de Championship Vinyl, la tienda de Rob Gordon, que abría martes y jueves de 19.00 a 21.00, acompañado de Barry en algunas ocasiones.
De aquella La Costa Brava no se habían juntado para tocar, en España no se vendía un puto vinilo, había clubes de fans de grupos que se escribían, mandaban fancines y materiales caseros por vía postal, y las discográficas todavía enviaban cedés demo de sus lanzamientos. Siesta era un sello fulgurante, Subterfuge los reyes post-Dover, Sony sobrevivía llamando Walkman a los reproductores portátiles de CDs con anti-shock, y los Gallagher se habían pegado, separado y vuelto a juntar unas trescientas veces.

Después de unos años cerrada, en 2006 la tienda volvió a abrir en forma de podcast que se distribuían en MySpace que es una cosa que ha envejecido peor que los casettes. De manera irregular, con problemas de subidas, desconexión con los sellos y mulas rampantes que cargadas en sus alforjas con un formato llamado mp3, que se bajaban a granel y sonaban a lata.
Hoy tengo una tienda, Championship Vinyl. Apenas nos da para pagar la luz, pero sobrevivimos gracias a personas a las que les gustan cosas muy muy raras. Gente que busca cosas de CAN, Sigue Sigue Sputnik, The Beta Band, discos piratas de los Smiths, y originales -que no ha sido reeditados- de Frank Zappa.
Son enfermos de la música. Me sentiría mal cobrándoles, si no fuera porque soy como ellos. Mientras tanto, de vez en cuando, tenemos un espacio de encuentro en Radio Muy Pequeña. Abro la tienda para sus oyentes. Les cuento mis Top5 del momento, la música ideal para unos cuartos de final de un Mundial, o lo temas perfectos para las mañanas de un lunes.
Os espero.
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